A veces,
tan solo a veces,
me siento en la agonía de mi
retrato,
como antaño,
con el paso del tiempo en las arrugas
y la sutil vejez
que no perdona.
Y te contemplo y me contemplo
en el silencio de nuestra rutina.
Tú a lo tuyo, yo a lo mío,
y esta monótona costumbre
que nos mantiene unidos…
Quisiera hablar
y preguntarte y preguntarme
incómodas cuestiones
que no vienen
al caso.
Pero tal vez sea mejor callar,
es hora de la cena
y empieza ese
programa
que nos mantiene distraídos
dejando por inercia
pasar el tiempo,
siguiendo la corriente
de este sinsentido.
© 2014 - Santiago Alonso - Todos los derechos reservados.
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