Al llegar la noche escucho su murmullo
silencioso entre mis sábanas,
y parece que se mueve todavía
y despereza mi nostalgia.
Al cerrar tras de mí las esperanzas,
pregunto en silencio al silencio todavía
y encuentro un hogar vacío
y descompuesto,
huérfano de ti:
recuerdo que persistes cada día.
Al apagar el último suspiro
rezo encontrarte de nuevo
en el mundo onírico de los sentidos,
pero qué cruel es el castigo de la ausencia
que desvela mi noche,
y me impide soñarte;
que me extirpa gozar siquiera
el recuerdo de tu piel
rozando mi coraza.
¡Qué triste sentirte tan lejos,
cuando yaces dormida
al otro lado de la cama!
© 2010 Santiago Alonso - Todos los derechos reservados
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