A veces siento la necesidad de
acariciarte. De recorrer silencioso tu cuerpo centímetro a centímetro. De
poseer el tiempo y la distancia para retenerte de forma voluntaria. A veces
siento la necesidad imperiosa de besarte, de solapar tus labios a los míos y de
fundir la lengua del deseo en danza subterránea, submarina. A veces tengo tanta
necesidad de ti, que me arrepiento de quererte. Y llega tu sonrisa a
iluminarme, y llegan tus silencios a invadirme, y vuelve tu plexo solar a
servirme de refugio, donde quedarme dormido al ritmo hipnótico de tu respirar.
Para volver a soñarte, y sentir, a veces, esta inquietante necesidad.
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