tejiendo con su hielo mariposas,
abanica tu perfume el trastero penumbroso
y tu aroma confundido se diluye tenebroso.
Me duele el reflejo rendido en el espejo
y tu huella contagiosa ha infectado mis entrañas,
el luto va poblando poco a poco
y mis sueños no son sueños sin tu celo,
mi descanso no es descanso sin tu beso.
La hora que adivina cada sombra,
no soporta mi lamento silencioso,
arrullo,
quejido,
ronco tono
que pronuncia tu nombre sigiloso
con el miedo austero del rechazo.
¿Fue verdad o todo ensueño?
Ya no sé,
porque hoy ya no me acuerdo.
© 2008 Santiago Alonso - Todos los derechos reservados
Hombre!
ResponderEliminarMira tu qué sorpresa volver a leerte, eso es que estas vivo, no?! O escribes desde el Otro Mundo?
^^
Un abrazo enorme!
Mita