«Déjame sentir el agua de lluvia,
lágrimas de acera,
decorado sutil de noche cinematográfica
rodar por mi mejilla desbocada.
Y sécala si puedes con tu beso
antes de abandonarme.
Yo te estaré esperando cada tarde
en el rincón sombrío del café,
y la cuenta atrás de una vela encendida
marcará lo tarde o lo temprano,
posible o imposible,
si fue sueño, o cruel verdad inaceptable,
este encuentro herrado en las retinas con tu marca».
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