Busco la palabra, encuentro el gesto.
En mi retina una mirada y en mi silencio una voz.
Un nadie más, no importa nada, el tiempo se detiene.
Comienzan los sentidos a brotar, y me siento un pétalo no nato, un halo de vida, un retrato que se alimenta de tu presencia. Sigo siendo la oruga envuelta en seda, el germen que espera a ser fertilizado, el vaso vacío preparado a ser llenado, el continente ansioso por sentir su contenido.
Ausencia.
Comienzo a sentir tu ausencia.
Mi boca se silencia.
El milagro comienza.
Mis brotes van creciendo incontrolados, y siento latidos nuevos que en pie me ponen, los pétalos se abren, vivo, tomo forma y soy.
Estoy.
Ya me siento mariposa, y mis alas se agitan juguetonas en tu ausencia, buscando con sus ondas tu presencia. El germen fertiliza, se llena el vaso, el contenido inunda el continente, y lleno de sentido los vacíos. Comienzan mis manos a dibujar palabras, y marcan un ritmo sincopado de letras, de tecleos que imponen notas musicales al silencio. Todo cobra otro matiz distinto que me resulta familiar. Y te siento amiga, hermana, unida de alguna forma a mí antes incluso del pasado.
Silencio.
Ya regresas.
Ya siento tu paso aquí cercano.
Y vuelvo a ser brote, apenas polen revoloteando.
© 2010 Santiago Alonso - Todos los derechos reservados
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