Paso a paso,
de nuevo un traspiés,
me levanto,
paso a paso de nuevo,
traspiés.
Me levanto,
y paso a paso
te miro a los ojos,
te beso labios,
traspiés.
Me levanto
y tomo tu mano,
acaricio tu piel,
te miro a los ojos,
te beso los labios,
traspiés.
Me levanto,
te robo un abrazo,
te miro a los ojos,
acaricio tu piel,
te abrazo de nuevo,
te beso los labios…
y toco el Edén.
© 2010 - Santiago Alonso - Todos los derechos reservados
1 comentario:
Esperaba poder comentarte en una nueva entrada, pero al ver que te demoras en tus entregas literarias he decidido comentarte en tus últimas palabras.
Conoces mi afición por el drama y seguramente no te provoque desconcierto que las dos entradas que más he disfrutado sean "No me despiertes" y "Elegí el infierno". Aunque debo reconocer que el poema del marinero que anela el puerto ha conseguido que desenmascare de ilusiones abandonadas algunos pequeños fragmentos.
Deseoso de leer nuevas entradas, o de poder escucharlas, te emplazo en algún momento del tiempo y el espacio no demasiado lejano.
Un gran abrazo y un beso gordo.
PD: "en siquiera" se me ocurriría otorgar valor a la espada desenvainada sin tino y sin acentos (acierto), pues la sangre que derrame no será más que finas hebras de su propio desencuentro.
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