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El próximo 25 de noviembre, es el Día Internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres. Santiago Alonso ha escrito para la ocasión algunos poemas:
Un racimo de igualdad
Un racimo de igualdad
he pedido a los Reyes en mi carta;
un racimo de igualdad,
que nos llene de esperanza.
Que al decirnos que en verdad,
son iguales nuestras almas,
sintamos en realidad
que son de las mismas ascuas
que arden en un compás,
al unísono y sin faltas.
Un racimo de igualdad
quiero que sea la vida,
y poder reposar
en la misma rama que un día,
reposaron las que ayer
lucharon por causa digna.
Porque no puedo entender
cómo se puede hacer de menos
por el mero hecho de ser mujer,
a quien luchó desde siempre
trabajando sin descanso
dentro y fuera de su casa,
en la ciudad y en el campo.
¿Hacer de menos a quien te dio la vida?
¿Por qué?
¿Hacer de menos a quien te regaló sonrisas?
¿Para qué?
¿Hacer de menos a quien te dijo un día,
que siempre te comprendería…?
Un racimo de igualdad,
para que no haya más muertes,
para que siembren de amor
de los malvados, las mentes.
Un racimo de igualdad,
a poder ser, sin excepciones
que dejen al descubierto
las crueles e injustas sinrazones.
Un racimo de igualdad,
entre mujeres y hombres,
que juntos hoy caminemos
hacia un mismo horizonte.
COBARDE
En la soledad de mi alma busco razones
y me siento culpable,
y me siento pequeña.
Y mi voz ahogada gime desconsuelos,
porque de nuevo su mano desgarró mis sueños.
Y me encuentro postrada sin la luz de sus besos,
cicatrices que marcan con su voraz miedo,
las palabras ausentes, el perdón más sincero,
y de nuevo yo caigo en la red sin señuelo.
Postrada en la cama de nuevo me encuentro,
dicen que esta vez por poco no lo cuento,
debo denunciar, alejarme para siempre,
pero él volverá, o suya o de nadie,
o con él, o con la muerte, él bien lo sabe.
Convencida de aquello, me dejé asesorar,
puse una denuncia, y comencé mi infierno a narrar.
Encontré personas buenas que me supieron ayudar,
y comprendí que en silencio, nada podría solucionar.
Pero pasaron los años, y comencé otra vida.
Encontré una pareja que me supo querer,
y descubrí que en el amor, la mano acaricia,
la voz susurra, los dientes besan,
las uñas rascan la espalda inquieta,
los ojos miran sin miedo al verse,
y los golpes son latidos del corazón que siente.
Pero ese malnacido de nuevo volvió,
tras las sombras del tiempo,
y un cuchillo en la mano escondió.
Yo le vi acercarse, le mire de frente,
y le grité: cobarde, nada ganarás con mi muerte.
Él me miró a los ojos y comenzó a llorar,
luego me dio la espalda y no le vi nunca más.
Decir mujer
Decir mujer, es decir madre
es decir fuerza, es decir aire,
decir mujer, es decir amante,
es decir amiga, es decir coraje.
Decir mujer, es decir arte,
es decir siempre al dolor sedante,
decir mujer es decir ángel,
es decir camino que conduce amable.
Decir mujer es decir gracias,
es la musicalidad de la esperanza,
decir mujer es decir mañana,
porque el futuro está en vuestras miradas.
© 2009 Santiago Alonso