lunes, 25 de febrero de 2008

Mi soledad

Mi soledad tan anhelada
hoy me ha clavado su daga,
ha herido mi sentido,
me ha desnudado el alma.
Hoy he sentido su otra cara,
la gélida y vacía,
la procelosa calma,
esa ansiedad dormida
que despierta con venganza,
ha venido a atormentarme
en esta noche tan larga.
Tal vez mi poesía
de ella necesitaba
y nostalgia ya sentía
de no encontrarla en mi cama.
Pero ahora que regresa,
desvelando madrugadas,
yo quisiera se alejara
para nunca más soñarla.
Ahora siento la pena,
el sonido de la calma,
el silencio que resuena
a cada latido que pasa.
No puedo dormir,
¿qué me pasa?
Si no queda ya nadie
para abrazar en mi cama,
si mi almohada ya se esconde,
pues mi llanto ya no empapa,
y se halla encharcada
de un pasado de nostalgias.
Prometí no dolerme más el alma,
ni querer ni sentir
lo que sentí cuando amaba,
pero sin darme yo cuenta
y de quien menos pensaba,
he vuelto a tropezar
en lo que ayer casi me mata.

© 2008 Santiago Alonso - Todos los derechos reservados

Ayer tú me rondabas

Me dices que no me quieres,
que mi piel no te provoca,
que mis ojos no te evocan
y mis labios no los sientes.
Me dices que sin embargo
soy yo buena gente,
que soy un tipo honesto,
y también buen confidente,
amigo de mis amigos,
sensible e inteligente.
Y yo me pregunto ahora,
que me dices lo que sientes,
si no sería más fácil
no jugar a pretendientes.
Y me quedo vacío,
mordiéndome los dientes
con el corazón herido
y mis entrañas ardientes,
con mis ojeras tempranas
y mis veladas sin verte,
con el dolor tan terrible
del que en la batalla muere.
No comprendo que a mis años me afecte
yo que creí aprendida la lección pendiente,
y es cuestión de química,
si la química lo entiende,
que ayer tú me rondabas
y hoy soy yo el que pierde.


© 2008 Santiago Alonso - Todos los derechos reservados

domingo, 17 de febrero de 2008

No me acuerdo

Palpita persistente tu recuerdo en mi memoria
tejiendo con su hielo mariposas,
abanica tu perfume el trastero penumbroso
y tu aroma confundido se diluye tenebroso.
Me duele el reflejo rendido en el espejo
y tu huella contagiosa ha infectado mis entrañas,
el luto va poblando poco a poco
y mis sueños no son sueños sin tu celo,
mi descanso no es descanso sin tu beso.
La hora que adivina cada sombra,
no soporta mi lamento silencioso,
arrullo,
quejido,
ronco tono
que pronuncia tu nombre sigiloso
con el miedo austero del rechazo.
¿Fue verdad o todo ensueño?
Ya no sé,
porque hoy ya no me acuerdo.

© 2008 Santiago Alonso - Todos los derechos reservados

La espera

En tu espera me aconsejan los silencios,
Y mi voz apagada no se apena,
el vacío de mi cama sin tu aliento
se hace inmenso en esta noche por momentos,
por dolerme se me quiebran los recuerdos,
y confundo hoy tu nombre con tu cuerpo,
y mi llanto silencioso va reptando
por caminos laberínticos que no existen.
Agotado me reclino en esta silla,
Y mis sueños me devoran sin piedad,
¡qué difícil encontrar en esta vida,
sentimientos que te abracen con verdad!

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